miércoles, 23 de febrero de 2011

Encuentros Cercanos

A las tres de la mañana descubro dos cucarachas solitarias en medio del baño. Están encandiladas así que no se mueven. Sus pequeños cerebros registran la posibilidad de una muerte inminente pero por alguna razón no la conectan con la idea de una fuga. Tal vez se dan cuenta de que estoy descalzo. No sé hasta qué punto estos bichos han desarrollado un sistema de símbolos que les permita aprehender y comunicar ideas...
Por algo han sobrevivido miles de millones de años. Tampoco sé si serán capaces de inferir conclusiones a partir de ciertas premisas básicas. ¿Descubrirán, por ejemplo, que no soy una amenaza porque no tengo zapatos?
Por algo han sobrevivido, pienso. Y aunque ahora parecen indefensas, deben notar la superioridad táctica en este momento. A las tres de la mañana. En el medio del baño. Yo descalzo y ellas tramando algo. Porque ahora que lo pienso, ¿qué hacen en el baño? Aquí no hay comida.
Nos miramos como en una película de vaqueros. No me atrevo a moverme. Sé que un movimiento en falso puede desencadenar una balacera. O a lo mejor es una emboscada. Hay otras escondidas detrás del inodoro y bajo el lavamanos. Están esperando una señal para… ¿para qué? ¿Qué me pueden hacer un puñado de cucarachas pensantes? ¿Qué es lo que quieren de mí? Hasta el momento nadie se ha movido. Nos seguimos mirando y me parece escuchar un tema de Ennio Morricone. Primer plano mío. Primer plano de ellas. Música. ¿Tienen ojos las cucarachas? Debo chequear el dato en Wikipedia.
Valeria abre la puerta de pronto y se me queda viendo.
- ¿Qué pasó? ¿Qué haces?
Al parecer me he tardado demasiado.
- Nada... Iba a usar el baño.
- ¿Te molesta si me adelanto? Estoy muerta de sueño - dice ella y procede a sentarse en el inodoro. Es la primera vez que la veo orinar. Normalmente hay cierta modestia entre nosotros en todo lo que se refiere al baño, pero a las tres de la mañana la etiqueta es otra. Hay un silencio denso que el chorro no logra romper del todo.
Quisiera decir algo. Puedo mencionar mi encuentro con las cucarachas pero Valeria ya tiene suficientes motivos para sospechar de mi cordura.
Cuando termina se limpia y se lava las manos. Luego se larga sin despedirse, desaparece en la oscuridad y deja la puerta abierta. En menos de dos minutos estará roncando.
No la culpo. Es lo que yo haría si no estuviera desvelado.

lunes, 7 de febrero de 2011

Carta al José Fontana

Me gustó la opinión, me sirve... no sé si habrás visto el último poste en Gaucho Time, pero vos sos uno de los batos que me dio el empujón final hacia esa publicación.
Pero me quedé pensando y por eso no te he escrito.
Se me quedaron pegadas dos frases: "burbujas de lava de un volcán que no se decide a eructar".
Y la otra acerca de un creador que no está completamente convencido de lo que hace.
Si es indirecta, nunca estoy convencido. Y tampoco tengo un plan. Tengo una situación o una idea y un teclado que funciona. Por ejemplo, las Crónicas del Arroyo empezaron como una broma narrativa. Quise hacer un relato partiendo de clichés de telenovela.
Los hermanos gemelos (uno de los cuales es el malo) y la madrastra joven que se enamora de uno de sus hijastros, etcétera. Ahí sí admito que no estaba completamente convencido... (parafraseando a un bato) del material que manejaba. Pero después la historia tomó un tinte que no había previsto. Degeneró en algo más oscuro, más grave... (como dos octavas más abajo) y la broma inicial se diluyó en el trámite. Pero a pesar de los acontecimientos de tragedia griega (un parricidio, un suicidio, y varias muertes entre medio) siempre hubo cierta distancia con los hechos. Como que no era mi problema, "que se las arreglen los personajes, yo argentino". Pero después pasó algo inesperado. En el capítulo 10.5 (no te voy a estropear el suspenso si no lo has leído) ocurrió un imprevisto y la historia se convirtió en mi problema. Un par de días me pasé editando detalles y siempre terminé atacado de los nervios. 
No sé si esto es a lo que te referís con eso de no estar convencido. Yo diría que es no estar involucrado. Por ahí creo que me han importado poco los personajes porque como creador existo en otro plano y no me tocan sus problemas sublunares (para usar una palabrita de otra época). En ese capítulo me puse a la par de los personajes (ya no hubo distancia) y por eso me afectó tanto. 
Pero está todo bien, si hay burbujas de lava significa que algo saldrá... solo hay que seguir tratando.
Saludos...